En el siglo IX, tras señales milagrosas, se descubre el sepulcro del apóstol Santiago en el denominado Campo de la estrella (Compostela) y la noticia se difunde por todo el orbe católico. Para el hombre medieval, las reliquias de los santos eran un tesoro, pues creían que les ponía en relación directa con Dios y con la salvación. La noticia del hallazgo de la tumba del apostól recorre Castilla, atraviesa los Pirineos y se extiende por Europa. A partir del siglo XI se convierte en uno de los lugares más importantes de peregrinación para el mundo católico. En un principio era conocido como Camino de San Jaime y gracias a el surgieron algunas ciudades españolas como Logroño, Pamplona, etc. No hay una única manera de llegar a Santiago, ya que existen distintos caminos, desde el más transitado, el camino francés, el camino primitivo, el camino portugués, el inglés o la ruta de la costa... pero todos nos llevan al mismo final, la meta de todo caminante, alcanzar la ciudad de Santiago. Los más atrevidos, para los que el Camino engancha más allá de su final en Santaigo, siguen hasta el final del mundo antiguo... Finisterre, para desprenderse allí de todo lastre y empezar el verdadero camino... el día después, la vuelta a la rutina.